
Tu ausencia no pasa desapercivida, no para mí, no PUEDE ser irrelevante. Sin embargo, trato de recordarte de la mejor manera, con algegría, como a vos te gustaría, intentando sonreir y no llorar, porque sé que todo pasa por algo, y que no hay mal que por bien no venga. Prefiero mil males juntos antes que este, pero es lo que NOS tocó y hay que aceptarlo, hay que aprender a vivir el día a día, levantarse, nunca parar. Y yo creo que tengo aunque sea un cuarto de la fortaleza que vos tenías, y es por eso que hoy estoy escribiendo esto acá, y no llorando en mi cama, es por eso que salgo todos los días (bueno, CASI todos) con un humor medianamente bueno- a pesar de la hora- porque si hay algo que aprendí es que lo que no mata, FORTALECE.
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